Por: Zacha I. Acosta González
Reportaje especial en conmemoración del 8 de marzo Día de la Mujer Trabajadora
«Sacrificarme para que otras tengan un espacio de beca deportiva en Sagrado a través del fútbol».
Esa es la consigna de la estudiante del bachillerato de periodismo y una concentración menor en fotografía en la Universidad del Sagrado Corazón, Rocío Fernández Urbina, que trasladó su pasión por la portería en una piscina a un terreno que muchas veces se comporta fangoso y árido durante el torneo de fútbol de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI).
«Desde pequeña dije que quería jugar LAI, porque siempre decía que quería representar a mi universidad en una Liga más alta», fue el sueño de la joven de 20 años. La vida le otorgó su deseo cerrando el capítulo con su primer amor deportivo de una manera poco convencional.
«Mucha desmotivación. Siempre jugué polo desde pequeña. Era mi pasión. En Puerto Rico se me complicó un poco la cosa. Para el 2016-17 la liga para hombre y mujeres no era competitiva, estaba bajando de nivel. Todo el mundo estaba cogiendo universidades para Estados Unidos, aquí no estaba para progresar el deporte», narró parte del viacrucis deportivo quien fuera parte de la selección nacional juvenil.
Sus padres, Samantha Urbina y Ángel Fernández, hicieron el trabajo de apoyar a su hija en la toma de decisiones. Según la ahora portera de fútbol de las Delfinas de Sagrado estaban consiente que su hija «no podría quedarse quieta y se las inventaría para hacer deporte».
«Yo jugué mi última liga en mi año senior. La liga terminó en diciembre de 2016. Mi mamá me dio en escoger de irme o quedarme en Puerto Rico. Aquí las universidades no tienen polo. La natación no me gustaba. Me enfoqué a buscar becas de otras maneras para no poderme ir. Además de que la selección era bien injusta en el reclutamiento. Era imposible hacer los viajes por no recibir ayuda para hacer los viajes. Ese era mi caso. Yo, como otras personas empezamos a quitarnos», continúo contando con fortaleza una fanática ferviente del béisbol.
La barrera del idioma estaba superada para Rocío, por lo que podía «brincar el charco a los Estados Unidos». Fue el miedo al gasto universitario que podría generarle a su familia y su deseo de estudiar periodismo en Sagrado la que hicieron que anclara en Puerto Rico.
«No me fui por miedo a los gastos universitarios. Ya estaba definido lo que quería estudiar, periodismo deportivo, por lo que me quedaba en Puerto Rico. Mi bachillerato es en Periodismo y ya sabía que iba para Sagrado», explicó la atleta natural de Cidra.
En Puerto Rico no se estudia periodismo deportivo, sin embargo, Sagrado se ocupa de presentarle a sus estudiantes una clase electiva sobre el género en la Escuela de Comunicación Ferrer Rangel. Un instrumento que apoyo al futuro profesional a definir su futuro siguiente en preparación académica.
La decisión de Rocío vino acompañada de incertidumbre su primer año. Se encontraba «aburrida» sin poder hacer un deporte y tenía en su corazón muy latente su meta de «jugar LAI». Su amigo egresado de Sagrado y jugador de los Delfines en el fútbol, Gabriel Quilés, la motivó y la llevó a ser probada en el onceno femenino.
«Rápido le dije: ‘yo voy, pero yo no juego con los pies. Lo mío son las manos’. ¡Claro!, venía de jugar polo, en agua. Linda yo corriendo por todo el campo, cuando lo mío era flotar», contó entre risas.
«Como el equipo estaba empezando rápido me metieron. Mary (Batista, directora atlética de Sagrado) nos intimidó mucho. Diciéndonos que, si lucíamos bien, poco a poco, el programa iba a seguir creciendo en la universidad. Ella nos impuso el reto y yo lo acepté. Yo lo tomé como motivación, porque ya sabía, desde el Natatorio en San Juan, que Mary lo que quiere es sacar lo mejor de uno y no provocar miedo», señaló la estudiante-atleta que se distingue por su pelo largo, rizo y de color anaranjado.
Rocío pasó su primera prueba de fuego en la LAI en la temporada del 2018-19. Este año está de titular con Estefanía Navarro al superar el reto de los «tryouts». Es un equipo que ha sido renovado bajo la nueva dirección del técnico español, Juan Díaz.
«Me quiero graduar de Sagrado, aunque ofrezcan becas en otros lados. Si no me pueden dar beca a mí, cuando vengan más personas tenga un proyecto ya listo. Tenga la oportunidad que yo no pude tener. De empezar el proyecto de fútbol, nada más eso, es un logro que se vuelve. Nos dan bultos, botellas, toalla y es el sacrificio de nosotras. Jugamos con el corazón», puntualizó.
A pesar de no contar con una beca universitaria, la Delfina agradece al Departamento Atlético por la gestión de introducir el fútbol femenino en su programa deportivo.
«¡Sacrificarme para que otras tengan un espacio de beca deportiva en Sagrado a través del fútbol, fine! ¡Qué así sea! Estoy dispuesta a esto», concluyó la futura periodista deportiva que desea ingresar a la cadena de deportes ESPN en un futuro cercano.